Clausura del FESTIVAL DE LA RIBAGORZA 2008 XII Clásicos en la frontera

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Desde la organización del festival se destaca la calidad y variedad de la oferta musical programada en esta ocasión, así cómo también valora la promoción que el festival supone para la Ribagorza.

 "Ha sido todo un éxito, estamos ante el duodécimo ciclo del Festival de la Ribagorza y podemos concebir el certamen como una iniciativa sostenible que pretende atraer turismo a la zona a la par de potenciar la industria cultural autóctona”, explican desde la organización.

Destacan la asistencia de un total de 4.930 espectadores (599 más que en la edición anterior) que han participado en los 18 conciertos desarrollados entre los meses de julio y agosto. Según el Festival, este nivel de aceptación es especialmente relevante teniendo en cuenta que “la música clásica no es siempre fácil de entender o apreciar, y en cambio las gentes de nuestra comarca han demostrado mucho a su favor agradeciendo con gran interés lo “culto” de esta manifestación artística”.

En esta duodécima edición hay que destacar la gran diversidad de géneros y se ha podido escuchar polifonía clásica y romántica, música instrumental barroca, conjunto instrumental de metales, orquesta de cámara, guitarra, órgano, piano, percusión o las magníficas voces de la joven aragonesa María Eugenia Boix y las sopranos Inmaculada Férez (Madrid) y Manuela Soto (Alemania). Se ha contado con solistas y grupos nacionales e internacionales de larga trayectoria y prestigio. Así como la presencia de jóvenes artistas aragoneses, que desde el inicio de la creación del festival se ha apostado a que ésta fuera una plataforma de proyección y lanzamiento de los jóvenes interpretes aragoneses. 

Desde Espacio Pirineos, queremos dar las gracias al Dúo Tena – Manrique y a la Orquesta Sinfónica de Monzón, así cómo al público en general asistente, ya que entre los 2 grupos congregaron a más de 800 personas. Un público masivo y siempre agradecido que se levantó de sus asientos en varias ocasiones para felicitar y ovacionar con sus aplausos en todos los conciertos.