Profundo conocedor de Gracián, Laplana ha publicado una docena de obras relacionadas con el autor, la Compañía de Jesús y la literatura del barroco. Su pasión por este polémico y prolífico jesuita le llevó a incluir en la charla ofrecida en Graus un pequeño repaso por sus obras, ilustrado con la lectura de algunos de sus fragmentos realizada en el recital celebrado en Huesca en 2001, con motivo del 400 aniversario de su nacimiento.
Laplana se adentró en la literatura de Gracián desde el estilo, pero también desde el contenido. Aunque afirmó que «cualquiera puede leer a Gracián», reconoció que «es un autor difícil porque era exigente consigo mismo como escritor y, por lo tanto, también le exigía un esfuerzo al lector, un poco de esfuerzo que reporta una gran satisfacción». En cualquier caso, como decía el jesuita «si los libros no encuentran lectores cultos tienen la ventaja de hacer cultos a los lectores».
De Gracián, el profesor de la UZ destacó que «pese a ser jesuita y escritor, estuvo muy vinculado al contexto de su tiempo. Por ello –prosiguió- tuvo un concepto del ser humano que trasciende los límites temporales y lo convierten en un autor clásico que no pasa de moda, por clásico es actual». De ahí que su obra «Oráculo Manual y arte de la prudencia» (1647) haya sido bestseller en Estados Unidos durante años como manual de referencia para ejecutivos.
El profesor Carlos Bravo repasó la vinculación de Gracián con Graus a través de sus dos estancias, en 1652 y en 1658, en la última etapa de su vida. Esta última, durante los tres primeros meses de 1658, «está más que documentada –comentó-, al final de su vida desterrado al colegio de los jesuitas en Graus por publicar sin permiso y sin pasar la censura la tercera parte de El Criticón y como castigo por un cúmulo de anteriores desobediencias a la orden». La segunda de ellas, «que parece confirmada», se sitúa en el año 1652 y coincidiría con los primeros años del Colegio de los jesuitas en la capital ribagorzana. Al parecer, fue el grausino Esteban de Esmir, Obispo de Huesca, quien envió a Gracián a Graus entre «los primeros padres que vinieron a poner en marcha el colegio, aunque también para alejarlo de los problemas que ya tenía con la Compañía de Jesús, por su desobediencia y por envidias que había despertado en la orden».
NEXOS CON GRAUS
Entre los nexos de Gracián con Graus, Bravo también aludió al retrato de la parroquia grausina que se muestra en Espacio Pirineos y que fue restaurado en el año 2001.
Asimismo, citó los espacios que llevan su nombre, entre los que figuran la biblioteca, el instituto de Secundaria o una calle. Sin embargo, aseguró que «no se le conoce como merece, ya fue una de las mentes más lúcidas de la cultura europea que influenció a autores como Nietzsche, Schopenhauer o Voltaire, y para nuestra población es un honor estar vinculados a un personaje tan ilustre».
Este cuarto Consejo de Sabios celebrado el pasado viernes día 3 de diciembre coincidió, no por casualidad, con la celebración de la festividad de San Francisco Javier, patrón de los Jesuitas que, durante esa jornada, invitaban a la población grausina a chocolate con bizcochos. Eso mismo se hizo al término del consejo con una excelente acogida.
Fuente: Diario del AltoAragón. Elena Fortuño.