Aunque Enrique Satué incidió en «los principios imperecederos» que se han mantenido a lo largo de los años, la casi centenaria Pepita Facerías añoró la falta de «unión» actual entre docentes y padres a la hora de educar a los niños.
Pese a la denominación de la convocatoria del pasado sábado en Graus, Enrique Satué aseguró que su función era enmarcar lo que una persona que ha trabajado en la enseñanza en momentos singulares puede aportar de sus vivencias. «Por lo tanto -dijo-, acompañaré a una persona sabia, sin serlo». Satué recordó que Pepita comenzó su vida laboral como maestra en Marruecos, dirigió la colonia escolar de Estadilla y trabajó hasta su jubilación en la enseñanza, así como que entró en contacto con ella cuando escribió un libro sobre las colonias escolares durante la Guerra Civil y le «sorprendió» por su «vitalidad».
Satué comentó que la escuela de la República marcó un hito por su «luminosidad» y el sistema de las colonias escolares, durante la guerra, bebió de ese espíritu. En el franquismo, prosiguió, «se copiaron planes de estudio de magisterio ensayados durante la República» y aunque en esa época de dictadura «los principios de la escuela eran fundamentalistas, también en periodos democráticos puede haber visiones cortas». En su opinión, «hay principios imperecederos en la escuela: la motivación, el fomento de su autoestima, fomentar derechos y deberes en una relación equilibrada y hacer que los niños tengan ganas de aprender por sí solos». Aunque reconoció que en la actualidad «han cambiado los medios, hoy son mayores; la ratio, antes de la guerra y después, los maestros se enfrentaban a cuarenta niños o más; y las nuevas tecnologías, es más lo que hay en común en la escuela que lo que difiere». Por su parte, Pepita Facerías recordó especialmente su etapa de maestra en Marruecos, donde tenía una clase con «treinta judías, porque el colegio estaba enclavado a la entrada del barrio judío, ocho españolas y alguna mora». Pese a las dificultades de ratios y medios, añoró «el respeto y el cariño que había hacia el profesor, había una unión tremenda con los padres» y le parece «que sería conveniente que se recuperara hoy en día, que el profesor estuviera más con los padres cuando acaban las clases».
Fuente: Diario del AltoAragón. Elena Fortuño.