«Unidos por un simbólico cordoné», como indicó Iglesias haciendo una metáfora de este tradicional elemento grausino, los vecinos recibieron a sus jóvenes repatanes y repatanas y vibraron con la proyección del vídeo elaborado desde el Consistorio para ilustrar la candidatura a la declaración de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad de la Unesco de estos emblemáticos festejos. La plaza Mayor, ya engalanada de fiesta, acogió esta velada redonda en la que también hubo tiempo para homenajear el Llibré en su centenario, premiar a los ganadores de la portada de esta emblemática publicación y estrenar la obra «Un día en las fiestas de Graus», a cargo de la Banda de Música de la Asociación Cultural Gradense.
Embargado por la «sensación indescriptible» de encontrarse en la plaza Mayor grausina, Iglesias comenzó su pregón –el primero que realizaba, según confesó- recordando los avatares de su primer viaje a Graus, con tan sólo siete años. Sus memorias de esos contactos infantiles con la villa, le llevaron a repasar sucintamente la historia grausina.
Graus, dijo, «es la puerta del Pirineo, el inicio de otro mundo donde todo se ensancha y se engrandece». En aquel primer viaje con su padre, vio la estatua de Joaquín Costa, quien, aseguró, fue «el profeta del regeneracionismo». También recordó la feria de San Miguel, a Pedro II y a su tío, de Casa Ainés. Sin embargo, «fue mucho más tarde cuando me di cuenta que en Graus empezaba la urbanidad; empezaba una sociedad más moderna y seguro que un poco más libre y abierta», reconoció.
Tras un amplio paréntesis, su relación con la capital ribagorzana volvió a intensificarse después de la transición política española y coincidiendo con la creación en la localidad de un grupo de gente joven de Ribagorza y Sobrarbe –a los que se sumó poco después- con inquietudes y «conscientes de que estaba naciendo un mundo distinto». De sus miembros, citó a Antonio Angulo, José Luis Sierra, Ramón Miranda, José Luis Chéliz, Paco García de Paso, Elvira Ventura, Rafael Bardají, Patxi Jordán de Urriés, Pedro y Gloria, Carlos Franco o Carlóns.
Respecto a su tercera etapa de relación con Graus, más institucional, se refirió a Ramón Miranda y a las controversias hidráulicas de los años ochenta y noventa, además de elogiar la labor de la actual alcaldesa, Victoria Celaya, en un momento de dificultad económica. A su juicio, sin embargo, «para salir de la crisis hay que recuperar el optimismo y la confianza», por lo que invitó a disfrutar de unas fiestas que «con toda razón son de interés turístico nacional».
La alcaldesa repasó las principales obras llevadas a cabo en Graus en el último año e invitó a disfrutar de estos momentos de «emoción y alegría» y a «vivir intensamente las fiestas, legado maravilloso de nuestros antepasados». Asimismo, agradeció su trabajo a todos los grausinos que las hacen posibles año tras año.
En un escenario renovado y con nuevo vestuario, fueron presentados los repatanes y repatanas por los distintos barrios, que este año son: Sandra Buetas y Víctor Ciutad (Barrichós), Andrea Solana y Miguel Rami (San Joaquín y Santa Ana), Mónica Burrel y David Enjuanes (San Lorenzo), Sara Lasierra y Santiago Romeo (Santo Domingo), Sonia Fumanal y Samuel Rivera (La Nora) y Paula Espuña y Javier Frégola (Coscolla-Manzanares).
También se entregaron los premios de la portada del Llibré a Tana Latorre (adultos) y Paula Lleida e Irene Isla (infantil).
El espléndido vídeo filmado el pasado año por Domingo Moreno a instancias del Ayuntamiento y que fue proyectado en una pantalla gigante sirvió para imbuir de ambiente festivo a un Graus en el que ya huele a albahaca y, servirá, a partir de ahora, para luchar por la tan ansiada declaración de Patrimonio de la Humanidad.
El colofón de la velada, guiada por José Luis Jover, lo puso la banda de música que estrenó la obra de Francisco Aparicio «Un día en las fiestas de Graus», escrita en 1965 y que supone un emocionante recorrido por las diferentes músicas que conforman el mosaico festivo de Graus.
Fuente: www.diariodelaltoaragon.es