Jesús Alarcón recibe el homenaje de sus alumnos del Ave María en Graus

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Las Escuelas del Ave María, vinculadas a las parroquias y fundadas por el padre Andrés Manjón, nacieron en la provincia de Granada y se extendieron después por distintos lugares de España. En Ribagorza, se tiene constancia de que estas escuelas funcionaron en las localidades de Graus y Campo. En concreto, en la capital ribagorzana la institución estuvo impartiendo clases hasta la República, cuando se interrumpió su actividad.

Los alumnos participantes ayer en el homenaje a Alarcón, recordaron que fue el padre mosén José Franco, que había estado escondido durante la guerra civil en Panillo y pasó a ser el párroco grausino tras la contienda, quien recuperó la Escuela del Ave María en Graus en el año 1959. Jesús Alarcón fue el primer maestro del centro tras la reanudación de las clases de la Escuela del Ave María, que se impartían en la parte posterior de lo que hoy es el Espacio Pirineos.

Además de su carácter abierto y amable, sus alumnos ensalzaron la formación académica que les aportó en los cinco años que permaneció en la escuela, entre 1959 y 1964, y su esfuerzo por transmitir conocimientos «sin carga política» en una época complicada.

Nacido en Granada, en el Albaicín, Alarcón llegó a Graus con tan sólo 20 años para ejercer como maestro. Allí conoció a su esposa, por lo que, pese a haber vivido buena parte de su vida en Huesca desvinculado de la enseñanza, sigue manteniendo una estrecha relación con la capital ribagorzana.

De sus 103 alumnos en Graus, los organizadores de este homenaje tan sólo pudieron localizar a 60, que acudieron a la cita acompañados por sus esposas, por lo que sumaron unas 120 personas.

El programa comenzó con una misa en la iglesia de San Miguel, seguida de una visita a Espacio Pirineos, donde además de visitar las instalaciones, disfrutaron de la proyección un emotivo montaje en imágenes sobre la etapa docente de Alarcón en Graus. La proyección fue obra de uno de sus nietos, por lo que confesó sentirse doblemente emocionado.

Tras la foto de familia, el grupo se dirigió hasta el Hotel Lleida, donde compartió una comida, antes de hacer entrega al homenajeado de una figura, obra de José María Lacoma, en otro de los momentos más entrañables de la jornada.

Fuente: Diario del AltoAragón. Elena Fortuño.