Cuento de Navidad
Tenía en sus manos la orden de desahucio: el trece de diciembre, faltaban solo trece días.
Judith quería un cuento para dormirse, así que había que enjuagarse las lágrimas e inventarse un cuento. Hoy de animales no, mamá, hoy de princesas traviesas. Y palabra a palabra, la historia surgía, llena de alegría, y las alegres risas por un momento detenían el tiempo, dando paso a una felicidad absoluta.
Y al día siguiente, recibió nuevamente la orden de desahucio para el trece de diciembre, y al mirar el calendario seguían faltando trece días.
Y así, día tras día, cuento a cuento, el tiempo se detuvo en esa casa.
Si mantenemos la imaginación, mantenemos la esperanza…